A partir de la revuelta social chilena que inicia el 18 de octubre del 2019 emergen grupos y movimientos que luchan por el reconocimiento de la dignidad arrebatada; uno de ellos lo componen las personas con discapacidad, un colectivo históricamente catalogado como despolitizado; y otro, la Primera Línea, neologismo de un grupo anónimo deslegitimado por enfrentarse a las fuerzas policiales, cuyo objetivo sería el de proteger las manifestaciones ciudadanas. Ambas colectividades son invisibilizadas y carecen de reconocimiento en el orden social, calificadas como inhabilitados unos y violentos los otros, excluidos de la protesta organizada y de las demandas transversales que gatillan la revuelta. En el presente artículo observaremos el actuar de estas dos colectividades y las diferentes formas de manifestación durante la revuelta popular chilena, a la luz de los aportes teóricos que Nancy Fraser y Judith Butler han hecho a las teorías del reconocimiento. Buscamos transitar desde el menosprecio y la exclusión a la cual estos grupos han sido sometidos, hacia la utopía de reconocimiento por la vía normativa del proceso constitucional en curso.
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