Existe una gran complejidad al momento de abordar la práctica educativa de la Educación Popular. Digo complejo puesto que en la actualidad se han trazado diversas interpretaciones y aplicaciones sobre este fenómeno que, en algunos casos, se han establecido como una inmutabilidad de su praxis y en otros en una atomización de la misma creando una suerte de “feudo”, en relación a su perspectiva crítica y visión emancipadora fuera de la institucionalidad. Se crea así una brecha entre esta y el pueblo, situándose este último en un plano jerárquicamente inferior, deteriorando el principio de horizontalidad e igualdad de quienes participan en estas instancias recurriendo a enfoques de tradición positivista. Entonces, ¿Valdría la pena preguntarse si en la actualidad la Educación Popular se escinde de las lógicas hegemónicas del positivismo? como también, ¿Qué es lo que convierte a la Educación Popular en una práctica crítica representativa del presupuesto de la igualdad y el reconocimiento?